El buenismo político

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Artículo de opinión de Juan Ruiz García

El buenismo político

El ser humano es bueno por naturaleza, nace con sentimientos positivos y si cambia es porque lo puede el egoísmo o la sociedad, con sus estúpidas exigencias lo hace cobarde o miserable, pero por lo general los buenos sentimientos están siempre a flor de piel. La generosidad es connatural al ser humano, aunque el egoísmo también está siempre presente y a veces suele ganar en ese tour de force.

Frente a la bondad natural está el buenismo político, un NO sentimiento, una pose política y electoralista que persigue un fin ideológico, por consiguiente no se expresa de la misma forma que la natural, es falsa, fingida y oportunista. Es una bondad que viene impuesta por el atractivo político que cala en el corazón de las buenas gentes y las predispone a su favor, pero es simplemente una pose desprovista de corazón, una simple conveniencia. En estos tiempos en España tenemos un claro ejemplo de estos dos conceptos.

Los ciudadanos en su inmensa mayoría intentan como pueden ayudar a mucha gente que ha tenido que salir de su país por carecer de medios de vida y ha venido teniendo como base la falsa bondad del estado español porque así la ha pregonado nuestro gobierno. Los ciudadanos dan lo que pueden a organizaciones benéficas DE VERDAD como Cruz Roja, Cáritas o Banco de Alimentos que palían de alguna manera las carencias de estos pobres inmigrantes, mientras que el estado solamente les pone trabas documentales.

Si miramos la realidad de frente, hemos visto por las televisiones cómo llegaban a Canarias centenares y centenares de inmigrantes a los que, una vez llegados, no se les daba nada mas que la ayuda de Cruz Roja y en algunos casos se les albergaba transitoriamente en barracones, otros sin embargo tuvieron más suerte y permanecieron en hoteles alquilados por el gobierno durante un tiempo.

¿Qué ocurrió después? Aquí viene lo bueno de la ideología buenista. Esta pobre gente no disponía de dinero que les permitiera subsistir ni documentación que le autorizara a trabajar y el gobierno fletó aviones que los llenó de ellos, aterrizando en diferentes aeropuertos y dejando a estas pobres gentes a las puertas de las ciudades con unos euros en el bolsillo y un teléfono móvil.

Estos engañados inmigrantes entraron en las ciudades, vagaron por ellas sin conocer el idioma ni tener posibilidades de pagar el depósito de un piso para alquilar y se vieron obligados a dormir donde pillaban, en naves abandonadas, estaciones de metro o simplemente en los cajeros automáticos de los bancos o en la puñetera calle.

Cuando se les acabó el dinero y no encontraron trabajo por dos importantes razones, la primera porque no lo hay para todos y la segunda porque carecían de documentación que los autorizara a ser contratados. ¿Qué tuvieron que hacer hasta que encontraron el camino de Cáritas o Banco de Alimentos? Vagar por las ciudades y buscarse la vida del modo que pudieron, especialmente robando lo que pillaban para poder cubrir la más elemental de las necesidades humanas.

Algunos cayeron en manos de empresarios desaprensivos que utilizaron su necesidad para darles trabajos precarios, mal pagados y en algún caso les ofrecían un habitáculo infecto a cambio del cual los sometían a una situación de semiesclavitud. Mientras tanto, nuestro gobierno sacando pecho por su falsa bondad.

No. Esta no es forma de atender a aquellos que invitamos a venir a nuestro país. Se debe tener en cuenta en primer lugar la disponibilidad de puestos de trabajo a ofrecer, en segundo atenderlos documentalmente para que sean ciudadanos libres en igualdad de condiciones que los españoles, es decir, que puedan ser contratados legalmente todos aquellos que cumplan los mínimos requisitos.

Así que deje el gobierno de hacer ese falso buenismo político que obliga a las personas que nos vienen necesitadas a caer en manos de desaprensivos o a robar para su subsistencia, vamos, como hacemos los ciudadanos con muchas menos posibilidades, pues a pesar de estar fritos a impuestos todavía nos queda generosidad para ayudar a estas personas.

Juan Ruiz García

El buenismo político, Foto 1
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