Paso la palabra. Para meditar cada día: 6/10/2024
Por Jesús Aniorte
1. Preparación
Señor, aquí estoy delante de ti. Ayúdame a tomar conciencia viva de que tú estás conmigo siempre. Esté donde esté, tu presencia amorosa me envuelve. Dame tu gracia para que este rato de oración me sea provechoso. Que vea claro qué quieres de mí. Dame un corazón nuevo, que me guíe por tus caminos de amor. Me pongo en tus manos, Señor. Soy todo tuyo. Haz de mí lo que tú quieras. Amén.
Ahora lee despacio la Palabra de Dios y las reflexiones que se proponen. Déjate empapar de la Palabra de Dios. Si con un punto de reflexión te basta, quédate ahí, no prosigas.
2. La palabra de Dios
Y les dijo: «¿Quién de vosotros que tenga un amigo, y acuda a él a media noche y le diga: "Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío me ha llegado de viaje y no tengo qué ofrecerle", le responderá desde dentro: "No me molestes, ya está cerrada la puerta; yo y los míos estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos?". Os digo que, si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos por su importunidad se levantará para darle cuanto necesite». Así, pues, yo os digo: “Pedid y so os dará; buscad y hallaréis; llamad y se le abrirá; porque todo el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y a quien llama, se le abrirá. Pues, ¿qué padre habrá entre vosotros a quien si el hijo le pide un pez, en lugar de un pez le dé una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dé un escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del Cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?». (Lucas 11,5-13). 1 Ayer el Señor nos enseñaba a orar y nos entregaba el Padrenuestro. Hoy nos dice que, si Dios es nuestro Padre bueno, ¿cómo no acudir a él cuando nos sintamos necesitados? El Padre está siempre con las manos tendidas y abiertas para darnos lo que le pidamos. Dice Jesús: «Pedid y se os dará, buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá». Así, sin condiciones. Si pedimos recibiremos; si llamamos, se nos abrirá la puerta. Jesús no dice cuánto tiempo hemos de insistir para que se nos atienda; pero dice que obtendremos resultado. Y nos propone la parábola del amigo importuno que, por insistir e insistir, logra ser atendido. Un maestro de Israel enseña: “El importuno vence al Maligno, ¡cuánto más al Dios que es todo bondad!” Efectivamente, Señor, si el amigo de la parábola (que parece que no era muy buen amigo puesto que se hace el remolón y se resiste a atender al amigo que ha acudido a él), por su insistencia consigue que su amigo se levante y le dé lo que pide para que lo deje en paz, ¿cómo no atenderás tú nuestros ruegos, si eres el mejor Amigo? 2 Dios nos va a atender con seguridad, pero hemos de saber que, porque es bueno, nos dará lo que más nos convenga, y no necesariamente lo que más le pidamos. Porque ¿qué buen padre, si el hijo pequeño le pide algo malo, algo que le va a perjudicar, se lo da? Precisamente, porque quiere a su hijo, que no sabe distinguir lo que es bueno o malo, le niega lo que puede hacerle daño. Pues “¿cuánto más -dice Jesús- el Padre del Cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?” Tú, Señor, sabes más que yo lo que me conviene, tú ves más que yo; por eso, hasta lo que me parece una dificultad, una desgracia, quiero recibirlo como un regalo de tu amor para mi vida. Porque sé muy bien –me lo dice la experiencia- que, cuando oro, aunque no me concedas exactamente lo que te pida, las cosas no van a seguir igual. Como dice Vicent Ryan: “Por la presencia de Cristo en nuestras vidas no se desvanecen las preocupaciones y los problemas, pero se presentan con un aspecto mucho menos amenazador.” Porque tú, Señor, siempre me darás el gran don del Espíritu Santo, que iluminará los acontecimientos con una luz nueva, que hará que los vea desde la perspectiva de Dios. 3 Dice J. A. Pagola: “Sería una equivocación reducir la eficacia de la oración al logro de las peticiones que salen de nuestra boca en una situación concreta. La oración cristiana es «eficaz» porque nos hace vivir con fe y confianza en el Padre y en solidaridad incondicional con los hermanos..., nos hace más creyentes y más humanos. Abre los oídos de nuestro corazón para escuchar con más sinceridad a Dios. Va limpiando nuestros criterios, nuestra mentalidad y nuestra conducta de aquello que nos impide ser hermanos.” Señor, a veces me quejo de tu silencio, de mi estancamiento en la vida espiritual, de que no avanzo en el amor. Sin embargo, sé muy bien que, cuando he orado, cuando, con toda mi indigencia me he puesto delante de ti y he insistido en mi oración, las cosas han cambiado. Señor, concédeme llegar a saborear el gozo de la oración, de modo que pueda decir como Gandhi: “Se me hizo imposible ser feliz sin la oración. Luego, a medida que pasaba el tiempo, aumentó mi fe en Dios, y mi necesidad de orar se fue haciendo cada vez más irresistible.”
3. Diálogo con Dios
A la luz de esta Palabra y estas reflexiones, pregúntate qué te pide el Señor... Háblale como a un amigo. Pídele perdón, dale gracias. … Escucha en tu corazón qué te dice el Señor. Pide que te ayude para poder llevar a la práctica los deseos que han surgido en tu corazón.
6/10/2024
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