La Fiesta de la Inmaculada Concepción

Fuente:

Más que un día festivo, es un símbolo nacional (08 de diciembre)

La Fiesta de la Inmaculada Concepción

Con la llegada de cada 8 de diciembre, en España entera se vive un ambiente luminoso y especial. No es solo un día señalado en el calendario. No es únicamente un festivo más que llega como preludio navideño. Es, ante todo, la fiesta grande de nuestra Patrona: la Inmaculada Concepción, corazón espiritual de nuestro país desde que, en 1760, el Rey Carlos III -a través del decreto "Universal Patronato de Nuestra Señora en la Inmaculada Concepción en todos los Reinos de España e Indias"-, la proclamó oficialmente Patrona de España (aunque ya las Cortes de Castilla la habían proclamado como tal, desde el año 1644).

Para muchos pueblos -como ocurre en Totana con nuestra romería en honor a Santa Eulalia de Mérida-, este día conecta historia, tradición y fe. Pero incluso más allá de fiestas locales, procesiones o costumbres, el 8 de diciembre nos recuerda un rasgo profundo de nuestra identidad como nación: la devoción mariana que, generación tras generación, ha moldeado nuestro modo de mirar la vida, de caminar juntos y de comprender el misterio de la fe.

A través de estas líneas, propongo realizar un breve recorrido sereno y divulgativo por el significado de esta solemnidad: su origen, sus implicaciones teológicas, los momentos luminosos de nuestra historia -como el conmovedor Milagro de Empel-, y las huellas que este amor a la Inmaculada ha dejado en la cultura española.

1.- El 08 de diciembre, día de la Patrona de España

Aunque puede que algunos lo desconozcan, la Inmaculada Concepción es desde 1760 la Patrona de España, título otorgado a petición del Rey Carlos III y proclamado por el Papa Clemente XIII. Esta elección no surge por casualidad ni responde a una motivación política: es la expresión de una tradición muy antigua en la que nuestro país se distinguió especialmente por su defensa del privilegio de María “sin mancha de pecado”.

El 8 de diciembre, por tanto, no celebra solo un dogma; conmemora también una convicción profundamente arraigada en el alma española: la certeza de que María, por pura gracia, fue preservada del pecado original desde el primer instante de su vida. Y celebra, además, siglos de devoción popular, arte, literatura, música, procesiones, promesas… y fiestas que han configurado nuestra espiritualidad como pueblo.

2.- El privilegio de la Inmaculada.

El título “Inmaculada” expresa que María fue concebida sin pecado original. No se trata de un simple matiz teológico, sino de un mensaje lleno de luz: en Ella todo es armonía, transparencia y belleza interior.

Mientras nosotros experimentamos inclinaciones contrapuestas, luchas, rivalidades, egoísmos y fragilidades, María fue desde el primer instante un corazón puro, orientado sin fisuras hacia Dios, sin sombra de egoísmo ni de maldad. El pueblo cristiano -incluso antes de que la doctrina fuese oficialmente definida en 1854-, percibió intuitivamente este misterio y lo celebró con especial fervor en España.

3.- El “juramento del voto inmaculista”: la pasión española por María.

La convicción de que María fue concebida sin pecado, se vivió en España con una intensidad singular. Desde la Edad Media, en muchos ámbitos -universidades, cofradías, órdenes religiosas, cabildos, instituciones civiles y hasta militares-, para formar parte de ellos, se extendió la costumbre de profesar el llamado “juramento del voto inmaculista”, es decir, se declaraba públicamente la fe en la Inmaculada Concepción.

Durante siglos, mientras en otros países existían controversias doctrinales, en España la afirmación “María, sin pecado concebida” era parte del paisaje espiritual cotidiano. Incluso los reyes -Felipe III, Felipe IV y tantos otros-, promovieron activamente esta causa ante Roma.

Por ello, no es de sorprender que, cuando el Papa Pío IX proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción (conocido también como el dogma de la Purísima Concepción) en el año 1854, dijera lleno de gratitud:

“Fue España la nación que más trabajó por la definición del dogma de la Inmaculada.”

4.- El Milagro de Empel: el día en que la Inmaculada defendió a España.

Hay una historia que conozco desde muy joven -posiblemente desde mi época del Instituto-, que regresa especialmente a mi recuerdo cuando se acerca el día de la Inmaculada. Está basada en hechos reales bien documentados, aunque la tradición ha añadido con los siglos algunos elementos devocionales.

Esta historia trata de un acontecimiento que despierta emoción y orgullo entre quienes conocen la Historia de España, pues me refiero al Milagro de Empel, ocurrido entre la noche del 7 y la madrugada del 8 de diciembre de 1585 durante la Guerra de Flandes (la Guerra de los Ochenta Años).

Los hechos resultan tan dramáticos como profundamente emotivos…

Los Tercios españoles, agotados, helados, con muy pocos víveres, cercados por las tropas holandesas y superados en número, se encontraban en un pequeño montículo -el monte de Empel-, sin posibilidad de huida. El enemigo, confiado en su superioridad, ofreció la rendición con honores, pero el maestre de campo español respondió con la firmeza que caracteriza a los grandes hombres:

“Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos.”

Poco después, los holandeses ordenaron abrir los diques, inundando todo el entorno. A los Tercios les quedaban horas de vida. Fue entonces cuando uno de los soldados españoles que estaba excavando trincheras para defenderse, encontró una tabla con la imagen de la Inmaculada Concepción. El hallazgo fue como un soplo de esperanza en mitad de la noche. Los soldados improvisaron una procesión, encendieron velas, cantaron y se encomendaron a María con una fe sencilla, pero indestructible.

Y sucedió lo inesperado…

Esa noche -algo que llevaba sin suceder siglos en aquella región-, comenzó a soplar un viento fortísimo y helado. Las aguas que rodeaban el monte se congelaron. Un milagro para unos, una inexplicable coincidencia para otros… pero lo cierto es que el hielo abrió un camino seguro hacia las posiciones enemigas.

Al amanecer, los Tercios, caminando sobre el hielo -en silencio, con disciplina férrea, avanzando con la determinación que los caracteriza, cayeron por sorpresa sobre las tropas holandesas -que descansaban confiadas en una victoria segura-, que jamás imaginaron la posibilidad de un ataque desde el agua congelada. La victoria de las tropas españolas fue completa.

Una frase histórica quedó grabada para siempre…

La derrota holandesa fue tan completa que su propio almirante llegó a decir:

“Tal parece que Dios es español al obrar tan grande milagro”.

Desde entonces, la Inmaculada Concepción es venerada como Patrona de la Infantería Española (título ratificado oficialmente por Real Orden de la Reina Dª María Cristina de Habsburgo-Lorena, en 1892), un reconocimiento que refleja la larga tradición de protección y guía que ha ofrecido a quienes sirven en este cuerpo militar.

5.- El dogma y su propagación: de Roma al mundo entero

El fervor por la Inmaculada se extendió a la Iglesia Universal, cuando el Papa Pío IX definió solemnemente el dogma en el año 1854. Las crónicas devocionales de la época relatan que, en el instante de la proclamación, un rayo de luz iluminó el rostro del pontífice dentro de la basílica de San Pedro, como si el cielo quisiera subrayar la grandeza del momento.

El eco fue inmediato: Roma lanzó salvas desde el Castillo de Sant’Angelo; las campanas de medio mundo repicaron celebrando la noticia; ciudades enteras organizaron procesiones; y España entera vibró como pocas veces en su historia. Con el dogma llegaba la confirmación definitiva de lo que el pueblo español llevaba siglos celebrando.

Para concluir…

El 8 de diciembre no es solo un día festivo, ni una costumbre heredada, ni una página brillante de la historia. Es un recordatorio profundo y actual de quiénes somos como pueblo. La Inmaculada ha acompañado a generaciones enteras en momentos de gloria y en capítulos de dolor; en la vida humilde de los pueblos, en los hogares, en los templos, en las campañas militares y en las decisiones trascendentales de nuestra nación.

Recordar el Milagro de Empel es recordar que cuando todo parece perdido, cuando la noche aprieta y la esperanza se tambalea, siempre puede nacer un camino nuevo donde no lo había. Recordar el dogma, el voto inmaculista, las apariciones y la devoción constante del pueblo español es reconocer que, a lo largo de los siglos, hemos encontrado en María una madre que siempre nos ofrece refugio y guía.

Porque España, en sus luces y en sus sombras, en su historia compleja y en su futuro siempre abierto, sigue encontrando en la Inmaculada Concepción un motivo de esperanza, de unidad y de orgullo. Sin lugar a duda, el legado de la Inmaculada sigue vivo y nos inspira como nación.

¡¡Viva la Patrona de España!!

¡¡Viva la Inmaculada Concepción!!

La Fiesta de la Inmaculada Concepción, Foto 1
La Fiesta de la Inmaculada Concepción, Foto 2
La Fiesta de la Inmaculada Concepción, Foto 3
Totana.com
empresas totana
Montaje de tuberias de fundicion ductil Pavimentos infantiles Juguetes educativos - Comprar juguetes educativos Material de montaña