Cada año, cuando el calendario escolar nos conduce hacia los últimos días del mes de noviembre, llega una de las efemérides más significativas para todos los que formamos parte del mundo educativo: el Día del Maestro, celebrado el 27 de noviembre en honor a San José de Calasanz, Patrón de los Maestros y una de las figuras más influyentes de la pedagogía en nuestro país y en Europa.
Esta celebración no es solo una tradición escolar o una referencia histórica; es, sobre todo, una invitación a valorar la labor insustituible de los docentes, quienes, con su presencia diaria en las aulas, construyen los cimientos del futuro de nuestra sociedad. Es un día para agradecer, reconocer y reflexionar sobre lo que significa enseñar, y sobre el papel transformador que desempeñan los docentes en la vida de millones de estudiantes.
Todas las personas que hoy ejercemos una profesión, sea la que sea (agricultor, médico, carpintero, juez…) recibimos en su momento una formación académica inicial de manos de los Maestros que tuvimos en la Escuela, y es gracias a esta formación que nos hemos ido abriendo camino, día a día, en nuestra vida.
1.- San José de Calasanz: un referente pedagógico que sigue iluminando la escuela actual.
Recordar a San José de Calasanz, es volver la mirada a los orígenes de muchas de las estructuras que hoy consideramos fundamentales en la Educación. Su obra, iniciada en Roma en 1597 con la apertura de la primera Escuela Pública y gratuita de Europa (de ahí que hoy celebremos esta efeméride, pues su onomástica, tal y como nos indica cada año el santoral del calendario, se celebra el 25 de agosto), marcó un antes y un después en la concepción de la enseñanza como bien social y como derecho universal.
Entre sus aportaciones más destacadas encontramos:
- La defensa de la gratuidad de la Enseñanza.
- La organización de la escuela graduada con niveles de aprendizaje estructurados.
- El fijar la escolarización obligatoria a partir de los 6 años.
- La incorporación de las matemáticas y las ciencias en los planes de estudio, adelantándose a la pedagogía moderna actual.
- El respeto hacia la pluralidad religiosa y la atención educativa a los niños más vulnerables.
Como podemos ver, su legado no es únicamente histórico, pues es el referente que sigue inspirando las prácticas educativas actuales, y nos recuerda que la Escuela debe ser siempre un espacio de equidad, oportunidad y promoción humana. Celebrar cada 27 de noviembre el Día del Maestro nos permite mantener vivo el legado de Calasanz, focalizando nuestro interés y atención en el que fue el creador de la Escuela Pública.
2.- La vocación docente: el corazón de una profesión que transforma vidas.
La docencia es una tarea que exige algo más que formación académica, ya que requiere vocación, una profunda actitud de servicio y un firme compromiso con la formación integral de cada estudiante.
Educar va mucho más allá de enseñar contenidos, pues implica ayudar a cada estudiante a descubrir sus capacidades, a crecer en valores y a desarrollarse como persona. Por eso, el docente necesita una serie de cualidades que trascienden lo puramente técnico:
- Idoneidad humana, para acompañar desde la empatía y la cercanía.
- Compromiso social, para fomentar comunidad.
- Actualización profesional constante, imprescindible en un contexto educativo en continua transformación.
- Capacidad de motivar y orientar, especialmente en momentos de incertidumbre.
A todo ello se suma un elemento que hoy resulta imprescindible: el reconocimiento social, pues no podemos permitirnos desvalorizar la figura del docente, porque sin su trabajo no existe progreso, ni cohesión, ni futuro. La Escuela necesita estabilidad, confianza y apoyo, y ese respaldo empieza por valorar a quienes sostienen cada día la labor educativa.
3.- El Maestro en la sociedad actual: guía, acompañante y artesano de futuro.
Vivimos tiempos de cambios acelerados: la tecnología avanza a un ritmo vertiginoso, la sociedad se vuelve cada vez más compleja, y la diversidad cultural ha ampliado las responsabilidades de los docentes. Hoy, más que nunca, el Maestro tiene que actuar como: mediador en la convivencia; promotor de pensamiento crítico y de la autonomía personal; referente moral y emocional para sus alumnos; orientador de caminos vitales y profesionales; constructor de ambientes inclusivos donde cada niño pueda desarrollarse plenamente; etc.
Hay una premisa fundamental que siempre debemos tener presente: la Escuela no solo instruye, sino que su papel fundamental es el de formar personas. Y es en esta tarea donde la figura del docente resulta absolutamente indispensable, pues su objetivo es preparar a los ciudadanos del mañana, para que sean capaces de construir un futuro mejor.
4.- Un homenaje entrañable a todos los Maestros
En este 27 de noviembre quiero rendir un homenaje especial y entrañable a todos los docentes, tanto a los que enseñan hoy, como a los que enseñaron durante décadas. Y también a los que comienzan su carrera docente, y a todos los que ya dejaron su huella en generaciones enteras de alumnos. A todos, ¡gracias!
Gracias por vuestra dedicación silenciosa y constante.
Gracias por creer en vuestros alumnos incluso en los momentos más difíciles.
Gracias por mantener viva la esperanza educativa y por renovar vuestra vocación curso tras curso.
Gracias por enseñar, acompañar y guiar con humanidad, paciencia y profesionalidad.
La labor de los Maestros es imprescindible, insustituible y profundamente valiosa para nuestra sociedad del hoy y del mañana.
5.- Mensaje especial para los Maestros de Totana
En este día tan señalado quiero dedicar unas palabras especialmente afectuosas a todos los docentes de Totana: a quienes hoy enseñan en nuestros centros educativos y también a quienes, durante años, lo hicieron con dedicación, profesionalidad y cariño.
Totana es una tierra con una sólida tradición docente, donde miles de niños y adolescentes han crecido acompañados por docentes que han sabido transmitir conocimiento, valores, disciplina, ilusión y humanidad.
Para mí, este reconocimiento adquiere un significado aún más entrañable, pues represento la cuarta generación de docentes en mi familia (y mi hijo Andrés la quinta). He crecido conociendo cómo mis antecesores -mi bisabuelo Luis, mi abuelo Jesús, y mi tío Jesús-, dedicaron su vida a la noble tarea de educar. Sin duda alguna, esa herencia ha marcado mi forma de entender la Escuela y de valorar la labor de cada Maestro.
Por ello, mi gratitud hacia los docentes de Totana es triple: la de mi propia experiencia como alumno; la que proviene de mi historia familiar; y la que desarrollo como docente. Gracias por vuestro compromiso con cada alumno y por el servicio que prestáis -o habéis prestado- a la comunidad educativa de nuestro municipio.
Vuestra labor deja una huella profunda en las generaciones que educáis. Totana os debe mucho, y este reconocimiento es tan necesario como merecido.
Para concluir
El Día del Maestro no es una simple efeméride. Es un recordatorio personal, colectivo e institucional de que la Educación es el fundamento del progreso, y de que los Maestros son los verdaderos artesanos del futuro.
El trabajo de los docentes va más allá del aula, pues ellos inspiran, motivan y guían a los alumnos a alcanzar sus sueños. Su influencia en nuestras vidas es enorme, y su compromiso con la Educación es un ejemplo a seguir. Gracias por ser un faro de luz en la vida de tantos estudiantes, por creer en ellos y por ayudarles a crecer.
Que esta celebración nos impulse a valorar más la docencia, a fortalecerla y a reconocer la grandeza de quienes la ejercen.
¡¡Feliz Día del Maestro!!
¡¡Feliz día de San José de Calasanz!!
