“Alcalde, ¿usted o el otro”?

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Artículo de opinión de Juan Francisco Nortes Martínez

“Alcalde, ¿usted o el otro”?

Señor alcalde, soy un humilde ciudadano que le debe el mayor de los respetos en cuanto a su persona y en todo lo concerniente a su vida privada; por el contrario, en lo referente a sus labores públicas, aquellas que atañen a la administración y dirección de los recursos de mis semejantes y, por ende, de los míos propios, debo ser el mayor de los críticos, no sólo en mi beneficio, sino, fundamentalmente, por deber y obligación moral con los demás. Tenga usted  meridianamente claro que, por el mismo motivo que lo respeto y no le temo, jamás le rendiré pleitesía.

Ya que he observado que a usted le  gusta el juego de palabras, perdone la descortesía de autoinvitarme,  acepto el reto.  Si usted saca el látigo para castigar las opiniones disidentes, dispongo; si acepta el envite de quien piensa distinto, propongo;  si claudica, hinca la rodilla y piden perdón, perjudicando su dispendio en beneficio de la salvaguarda de su honor, depongo.

Quizás exista una gran diferencia entre usted y yo; mientras usted, en algunas de sus decisiones, y mucho más en sus opiniones, parece alejarse de los sabios, yo solo maldigo no haberlos  conocido antes.  No en vano, una de las críticas que le voy a hacer hunde sus raíces de vida  en la ya habitual tertulia de las tres y media de la tarde. Situado a mi izquierda un reciente, pero excesivamente gratificante, descubrimiento  para mí, empezaba a contrastar ideas e impresiones con este que os habla.  Pedro López, gran amigo, jurista y pensador, irradiaba de conceptos y conocimientos a todos los que osaban acercarse. Al frente mi tocayo Juan asentía con la cabeza como advirtiéndome que me había avisado de la persona con la que compartía el reconfortante  tiempo del café.  Esa tarde debatíamos sobre la responsabilidad en su doble vertiente, individual o colectiva; sobre  la seguridad y otros temas, propios de la vida, de importancia banal. Pedro hizo referencia a un Libro: “La Ley de Murphy para abogados y médicos”, obra que supongo tendrá en consideración y conocimiento en el aparcamiento de sus inquietudes  juristas. Permítame la utilización de algunas de las máximas que en él se citan y  que ayudarán a clarificar mi exposición. Y, antes de que deje aflorar cualquier tipo de reacción visceral -¡ojalá que así no sea!- deme usted la posibilidad de  argumentar tan lapidarias afirmaciones.

Primeramente, no me vaya usted a decir que ha cometido el imperdonable error de confundir al ciudadano con el seguidor. A veces, las miras del altar hacen confundir el alcance de luces apropiado y la elección suele ser corta pensando que la altura le daría una mejor perspectiva cuando es todo lo contrario, pues  para la profundidad son necesarias luces que alcancen cotas más lejanas. Que usted como referente político del pueblo al cual se debe, utilice su cargo para atacar a un medio, simplemente porque un trabajador del mismo, de manera poco acertada y a título personal, lo ha criticado, es, permítame la expresión, de ”gladiador de palillo”. Una más de las decisiones que ponen de manifiesto al viejo dicho del despotismo ilustrado “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, del que usted, comunista confeso, rinde buena cuenta.

Pensar que usted está en posesión de la verdad absoluta es una enfermedad muy extendida a lo largo de la historia y no pocos pensadores equipararon, esta misma, a la ignorancia. Recuerde que ya Sócrates uno de los grandes referentes de erudición de la Grecia clásica afirmaba: “Solo sé que no sé nada”. Usted parece haber malinterpretado la misma y ha terminado por sustituirla por otra que se sitúa en las antípodas de la primera, a saber, el alcalde lo sabe todo y son ustedes, el pueblo, los  que no saben nada. Desde mi humildad he de advertirle que dedica usted demasiado tiempo a navegar por los mares de las redes sociales, está tan preocupado por su imagen personal que ha perdido toda perspectiva real de sus labores. Los medios de comunicación, como se presupone de su nombre, no le deben lealtad ni devoción a ningún dirigente político, todo lo contrario, tienen la obligación moral de ser el llamado “cuarto poder” que campa en una doble vertiente: divulgando sus aciertos o  pseudo aciertos, como la bien publicitada carencia en el pago de la deuda de esta ciudad. Aunque en este sentido he de decirle que ha sido usted el listo de la clase “yo no pago y que pague el que venga, pero también aireando sus  desmanes y sirviendo como muro de contención para aquellos mandatarios que olvidan, en sus medidas, a quién le deben su posición, al pueblo. Usted habla de uno de los nuevos referentes en la información de este pueblo como es el portal Totananoticias como prensa amarilla. Quizá le moleste a usted, una vez más, que las empresas de su pueblo, aquellas que corren con los gastos de su dispendio, se conviertan en referentes a costa de sus erróneas decisiones.  Quizá debería usted imitar un poco de su labor en beneficio de la publicidad y divulgación tanto de los servicios ofrecidos como programas de otra índole que mantiene informados a este municipio de las actividades que se desarrollan, y para la mayoría de las cuales, usted no dedica un solo céntimo del baúl de diezmos en el que se han convertido las arcas municipales.

Quizás siguiendo una de las máximas de la Ley de Murphy, usted sea humano, demasiado humano: “Errar es humano. Echarle la culpa a otro es más humano todavía (Ley de Jacob)”. Usted se erige en el portador de la verdad pero siempre echa los balones fuera cuando se requiere de alguna responsabilidad. Si algo he aprendido de sus discursos es que usted nunca es el responsable aunque  el sentido común dice que ejemplos como las “licencias exprés “huelen raro, mucho más, para aquellos que luchamos durante casi dos años, incansablemente y utilizando muchos recursos para adaptarnos a las exigencias de un ayuntamiento intransigente. Jamás olvidaré como después de gastarme miles de euros en adaptar mi negocio, en algunas medias que rozan lo necio, su profesional técnico me dijo: la próxima vez que venga, si no, has puesto el pequeño metacrilato de la puerta donde exponga la actividad del local y su ocupación, que por cierto tenía plastificado en la puerta, le cierro el negocio y hasta que no vuelva a pasar y certifique que está, no puede usted abrir. Todo esto después de, incluso, hacerme poner un extractor de humos más propio de una discoteca cuando el fumar estaba permitido. Ahora y, depende quien seas, ya no hay tales exigencias, un detalle irrelevante si no fuera porque su ciudad está sufriendo , gravemente, sus consecuencias.

En este punto debo de citarle otra de las máximas de la ya mencionada obra: El trabajo en equipo es esencial. Le permitirá echarle la culpa a otro (Regla de Finagle) (BLOCH, 2001). Por eso siempre alude a la suerte del rebaño, puesto que sabe que es la única manera que tiene de escapar ante la asunción de cualquier tipo de responsabilidad. Además de sus regañeras casi diarias, que han dejado al pueblo de Totana, a todas luces y en todos los medios, como la cuna de irresponsables de este país, ha tenido usted el despiste de dejar de  anotar sus errores en la gestión de los mismos.

He advertido a lo largo de los meses de pandemia que usted se las gasta bien a la hora de utilizar su mandato en el lado oscuro; me explico, solo parece ser ducho a la hora de emitir dictámenes que constriñen la libertad de su pueblo. Todavía algunos ingenuos como yo estamos esperando el paquete de medidas que tengan que ver con la producción, con ayudar a sus empresas que están en la UCI y se encuentran arrojadas a los desmanes  de unos tiempos también oscuros sin ayuda de nadie. No olvide que son ellas las que dan trabajo y salario a la mayoría de sus ciudadanos, pero mucho me temo que mientras se impartían esas clases, usted estaba estudiando otras materias en la biblioteca.

Hace poco, hablaba con un funcionario al que tengo gran estima y me decía: Juan pero es el único alcalde honrado de este pueblo en los últimos tiempos, por lo que deduje que este pueblo lo mantiene en el poder no por sus grandes cualidades como gobernante, que visto lo visto, permítame usted que ponga en entredicho, sino que resaltaban como una virtud aquello que para un gobernante se le presupone  por obligación: “no robar”. Desgraciadamente la política en este municipio ha sido tan nefasta que ya nos contentamos no con que nos dirijan y administren bien sino con que no metan la mano en el cajón.

En este punto tengo que citarle otra de las máximas de autor anónimo y procedente de la misma obra: Un buen líder es aquél que es capaz de generar ilusiones, ergo un mal líder es el capaz de generar desilusiones. Solo tiene usted que abrir las ventanas del consistorio para dar buena cuenta de  cuál es origen de sentimientos que usted, hoy por hoy, genera en este pueblo.

Para terminar le diré que es un alcalde un tanto peculiar , aunque no extraordinario en los tiempos que corren, se dedica a hacer oposición a la oposición, regaña a sus pueblo incansablemente, no ayuda con medidas de ningún tipo, quiere matar al mensajero y para colmo se erige en el salvador que no salva, solo condena. Así que permítame que termine mi exposición con dos citas de Marco Tulio Cicerón: “De hombres es equivocarse, de locos persistir en el error” y “La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio”.

Habrá de convenir con mis postulados que si usted califica falsamente al portal de Totana noticias como prensa amarilla, determinaré con la misma vehemencia de la que usted hace gala que: sería un alcalde de la prensa rosa o tele del corazón. Ya, y salvando las distancias en cuanto a la honradez que tiene usted ganada, es el tercer alcalde más conocido de este país, tras “Cachuli” y el alcalde de Vigo.

Espero que si no es usted el que me contesta y son sus primeros espadas, eso que rastrean todo lo publicado para hacer de sus propósitos la bandera de su defensa , no sean tan simples como hace unos meses me dijo uno: tantas palabras para decir tan poco. Si ese fuese el caso se cumplirían todos los malos augurios que rondan mi cabeza.

Por tanto acláreme si el alcalde es usted, el otro o al final la responsabilidad recaerá sobre el peluche de mi sobrina recién nacida.

Sin otro particular cordiales y atentos saludos.

Juan Francisco Nortes Martínez,  filósofo.

“Alcalde, ¿usted o el otro”?, Foto 1
Juan Francisco Nortes Martínez
Totana.com