5 de octubre – Témporas de Acción de Gracias y Petición
Por Jesús Aniorte
1. Preparacin
Seor, aqu estoy delante de ti. Aydame a tomar conciencia viva de que t ests conmigo siempre. Est donde est, tu presencia amorosa me envuelve. Dame tu gracia para que este rato de oracin me sea provechoso. Que vea claro qu quieres de m. Dame un corazn nuevo, que me gue por tus caminos de amor. Me pongo en tus manos, Seor. Soy todo tuyo. Haz de m lo que t quieras. Amn.
Ahora lee despacio la Palabra de Dios y las reflexiones que se proponen. Djate empapar de la Palabra de Dios. Si con un punto de reflexin te basta, qudate ah, no prosigas.
2. La palabra de Dios
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden!. En resumen: tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas. ( Mateo 7,7-12 ) 1. Las Témporas –dice el Misa romano- son días de acción de gracias y de petición que la comunidad cristiana ofrece a Dios, terminadas las vacaciones y la recolección de las cosechas. La fecha de su celebración en España ha sido fijada para el 5 de octubre. Es un día, pues, para mirar los muchos beneficios que el Señor nos ha concedido durante el año. Dicen que el corazón bien nacido es agradecido. Por eso, cada día y en todo momento debiera brotar de nuestro corazón la acción de gracias al Señor, porque cada día recibimos ¡tántos dones de su amor! La dialéctica humana funciona en términos de "te doy para que me des", mientras que la divina se cambia por estos otros términos: "Me has dado mucho y por eso te doy gracias". Hoy, mirando lo mucho que nos has dado, Señor, te decimos de todo corazón: Gracias por tu bondad conmigo, con mi familia, con todos tus hijos. Gracias por tantos beneficios que nos concedes cada día. Gracias por tantas maravillas de la naturaleza que nos has regalado. Gracias porque nos has hecho capaces de dominar la creación para sacar de ella nuestro sustento y el de nuestros hermanos. 2. Y junto a la acción de gracias, la petición reiterada. El evangelio nos invita a pedir al Señor: “Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre”. ¡Cuán indigentes y necesitados nos sentimos a veces! No desechemos el consejo del Señor. Vayamos al Padre Dios para exponerle con confianza nuestras necesidades. El nos ama. Y porque nos ama, siempre nos escucha. Y, como padre bueno, siempre nos dará cosas buenas. No entenderemos a veces su respuesta; pero ¿entiende el niño pequeño que la medicina amarga que su padre le obliga a tomar, es algo bueno y lo mejor para él? Tampoco, a veces, entendemos nosotros las cosas de Dios. Pero el que cree de verdad que Dios le ama, en todo ve ese amor. “Para el que ama Dios todo le sirve para bien”, dice san Pablo. ¿Quién no ha experimentado lo bien que le ha venido una enfermad, un fracaso, etc. acogidos y vividos con fe? De mí confieso -con humildad y agradecimiento al Señor- que nada me ha ayudado más a madurar humana y espiritualmente que el cáncer. ¡Cuánto bien me ha hecho la enfermedad! Sí, Señor, es verdad que siempre escuchas nuestros ruegos, y das “cosas buenas a los que te piden”..., aunque no sea precisamente lo que esperamos. 3. San Agustín dice que -aunque las cosas no sucedan, a veces, como a nosotros nos gusta-, “demos gracias a Dios por todo, sin dudar lo más mínimo de que lo más conveniente para nosotros es lo que acaece según la voluntad de Dios y no según la nuestra». ¡Cuánto más serena y llena de paz, sería nuestra vida, si en los acontecimientos de cada día viéramos la mano amorosa del Abbá que nos quiere y cuida y, porque nos quiere, a veces, nos poda, como el hortelano a los árboles, para que el fruto sea más abundante y más sano! Dame, Señor, el Espíritu Santo que me haga clamar: ¡Abbá, Padre! Así, nada en el mundo me podrá quitar la paz y la alegría de sentirme amado por ti.
3. Dilogo con Dios
A la luz de esta Palabra y estas reflexiones, pregntate qu te pide el Seor... Hblale como a un amigo. Pdele perdn, dale gracias. Escucha en tu corazn qu te dice el Seor. Pide que te ayude para poder llevar a la prctica los deseos que han surgido en tu corazn.
05/10/2014
Artculos de "Al hilo de la vida y de mis reflexiones"
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