Paso la palabra. Para meditar cada día: 23/12/2025
Por Jesús Aniorte
1. Preparacin
Seor, aqu estoy delante de ti. Aydame a tomar conciencia viva de que t ests conmigo siempre. Est donde est, tu presencia amorosa me envuelve. Dame tu gracia para que este rato de oracin me sea provechoso. Que vea claro qu quieres de m. Dame un corazn nuevo, que me gue por tus caminos de amor. Me pongo en tus manos, Seor. Soy todo tuyo. Haz de m lo que t quieras. Amn.
Ahora lee despacio la Palabra de Dios y las reflexiones que se proponen. Djate empapar de la Palabra de Dios. Si con un punto de reflexin te basta, qudate ah, no prosigas.
2. La palabra de Dios
Así dice el Señor: Mirad, yo os envió a mi mensajero, para que prepare el camino ante mí. De pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis, el mensajero de la alianza que vosotros deseáis. Convertirá el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, para que no tenga que venir yo a destruir la tierra. (Malaquías 3,1-4. 23-24) A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban. A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: "¡No! Se va a llamar Juan." Le replicaron: "Ninguno de tus parientes se llama así." Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: "Juan es su nombre." Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: "¿Qué va a ser este niño?" Porque la mano del Señor estaba con él. (Lucas 1,57-66). 1. El evangelio narra el Nacimiento del Bautista. Los parientes y vecinos felicitan a Isabel y se alegran porque “Dios le había hecho una gran misericordia.” El nacimiento del niño levantó expectación, pues la gente conoce las circunstancias de su concepción: los padres eran muy ancianos, e Isabel, además, estéril. Y se preguntaba: « ¿Qué va a ser este niño? Porque la mano del Señor estaba con él». Nosotros sabemos que él fue el mensajero que Malaquías anunció: «Mirad, yo envío mi mensajero, para que prepare el camino ante mí». (1ª lectura). Esa fue la misión de Juan Bautista: preparar los caminos del Señor, como nos recuerda la liturgia en este tiempo de Aviento y hemos meditado en días anteriores. 2. También sobre cada uno de nosotros Dios tiene un proyecto, que nos va revelando a través de los días. ¿Nos ha interesado descubrirlo?; ¿cuál es ese proyecto?; ¿pedimos a Dios que nos manifieste lo que quiere de nosotros?... Juan llevó a cabo fielmente la misión de anunciar la llegada del Mesías y preparar sus caminos, que Dios le encargó. ¿Lo somos nosotros? Como con Juan, “la mano del Señor ha estado siempre con nosotros”. Dios camina junto a cada uno de nosotros en todo momento, para que podamos cumplir nuestra misión... Hoy démosle gracias, porque nunca nos ha fallado. Agradezcámosle el regalo de la vida, los padres cristianos que nos dio, que nos han transmitido la fe y nos han enseñado a amar a Jesús y a María, su Madre y Madre nuestra. Sobre todo, démosle gracias por la oportunidad que nos da cada día de comenzar de nuevo, como san Francisco de Asís aconseja a sus frailes cuando los animaba: “comencemos, hermanos, a servir al Señor Dios, pues escaso es o poco lo que hemos adelantado”. 3. Este nacimiento del Precursor nos anuncia la proximidad de la Navidad. Hoy, vísperas casi de la Navidad, al salmo que se reza en la misa la Asamblea responde: “Levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación” (Lc 21, 28). Y en la antífona de la comunión se nos advierte: «Mira que estoy a la puerta y llamo: si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3,20). El Señor llega con su misericordia salvadora. ¿Cómo estamos preparándonos para recibirle? La liturgia, al recordarnos en Adviento las historias de esterilidad y fecundidad, como la de Zacarías e Isabel, intenta avivar nuestra esperanza en el Señor. El es fuerte. Lo que para nosotros es imposible, para él es posible. Y Dios sigue siendo la Fuente de la Vida, capaz de hacer fecundas nuestras vidas cristianas estériles, él puede cambiarlas y hacerlas nuevas. Viene para eso. ¡Dejémosle entrar!
3. Dilogo con Dios
A la luz de esta Palabra y estas reflexiones, pregntate qu te pide el Seor... Hblale como a un amigo. Pdele perdn, dale gracias. Escucha en tu corazn qu te dice el Seor. Pide que te ayude para poder llevar a la prctica los deseos que han surgido en tu corazn.
23/12/2025
Artculos de "Al hilo de la vida y de mis reflexiones"
|