Por estos días los medios de comunicación suelen sacar de sus archivos y neveras todas esas cosas con las que nos bombardean de continuo: que si la dieta mediterránea, que si tomar el sol con moderación y potingues, que si hacer la digestión antes de bañarnos… Se ve que la gente no hace mucho caso pues todos los años es la misma historia y así, entre bikinis y destapes playeros de las famosas con besos sorprendidos en la popa de una embarcación con bandera panameña –para despistar-, va transcurriendo el verano.

Nosotros no seremos menos este año y vamos a dedicar El patio de hoy a ofrecer algunas sugerencias al personal para llevar a cabo en Totana, que, a pesar de la chicharrera que está cayendo, tiene la delicadeza de leernos.

Lo primero que se me ocurre es, teniendo en cuenta las recomendaciones sanitarias de beber mucho líquido con estos calores sofocantes, la colocación de media docena de botijos en los árboles junto al Ayuntamiento y bajo la pancarta agua para todos con agua fresca y la programación cultural del verano, y así, mientras uno bebe se va enterando de lo que hay -uno podría llevar hasta un chorrito de anís-. Habría un municipal de servicio (“servicios hidráulicos”) con horarios a debatir en un pleno. Analizados los resultados, se estudiaría la posibilidad de llevar los botijos a distintos barrios, incluso pedanías.

Con el fin de ofrecer una imagen más acorde con las bellezas naturales y monumentales de nuestro municipio, el Ayuntamiento, bajo el lema “¡Totana, gente guapa!”, daría un puntazo diseñando un modelo de camisa de verano y pantalón corto, con el patrocinio de alguna urbanización, para que los ciudadanos totaneros acostumbrados a lucir sus prominentes barrigas con los jaldares fuera adquirieran una figura que conjugara la estética, la promoción turística y la funcionalidad, eso sí, con chancletas de diversas tonalidades musicales, ahora que las ha prohibido el presidente Bush en la Casa Blanca.

Podríamos hablar de algunas ideas para animar y alegrar la plaza de la Constitución, tución, que con tanto monumento y tan poca gente va de remate. Por ejemplo, recuperar los carros del chambi, sacar de nuevo el carro con la tina de riego y su pitorro de caña y refrescar el asfalto con tan prehistórico y entrañable artilugio (como verán, todo ello enmarcado en la filosofía del agua para todos); convocar una plaza de pregonero y recuperar este noble oficio con tantísimas cosas que hay que comunicar a los vecinos, por ejemplo, los convenios urbanísticos, los días de paella en la plaza de la Balsa Vieja, o el pescao que nos llega del Puerto de Mazarrón, como se hacía antaño.

Otra buena idea para este verano –disculpen la inmodestia del arriba firmante- sería la de poner badenes cada 100 metros a la carretera de La Santa entre el Rulo y la Venta de la Rata, con los colores de la bandera de Totana (blanco y rojo). Se conseguiría reducir la velocidad de muchos descerebrados al volante, aumentar la seguridad de los pobres paseantes que se la juegan cada verano y, tome nota, darnos cuenta de una vez por todas del crimen paisajístico que se está cometiendo con los huertos de Totana –uno de los enclaves más hermosos de la Región de Murcia- por obra y desgracia de las tiras verdes. Un día de estos voy a denunciar este asunto al Tribunal de Estrasburgo o al de La Haya, donde me hagan más caso, a ver si viene una comisión de expertos y empieza a dar tirones de oreja, empezando por el Ayuntamiento, al que suponemos custodio de nuestras bellezas naturales, entre otras cosas.

A todo esto, leo que el alcalde de Totana se ha entrevistado con el presidente de la Región para hablarle de los proyectos futuros para Totana, o sea, que ha ido a pedirle viruta al jefe. Eso está bien. Uno de los proyectos estrella es la construcción de un Auditórium-Palacio de Congresos, lo que piden ahora todos los pueblos. No tengo nada en contra de este asunto pero sí que se presente como una de las prioridades para Totana, que, según nuestro baranda, nos ha de llevar a ser un pueblo referente en la cosa cultural. Si él lo dice… Lo primero que hay que lograr es que los totaneros acudan en mayor número a conciertos y actos culturales en general, puesto que los que no van acompañados de aperitivo (el personal ya se huele los que no tienen algo de papeo) da tristeza comprobar la escasa concurrencia. En cuanto a lo de Palacio de Congresos, ya me dirán qué congresos van a venir a mi pueblo. Nada, que al final es lo de siempre: más pan y menos manteles.

Ginés Rosa