Las elecciones del 27-M no sólo nos han traído las diatribas, las peroratas, las catilinarias y las invectivas de siempre, aparte del frenesí municipal y el consabido “y tú, más” con el que se piropean los políticos en esos calentones dialécticos. En Totana, hasta la torre de la iglesia de Santiago, tan apolítica siempre, se ha sumado a la campaña electoral vistiéndose con sus mejores andamios, que aquí el que no corre vuela.

En esta ocasión, aunque todavía de forma algo tímida, estas elecciones nos aportan la novedad de la aparición de inmigrantes en las candidaturas y una cuota, todavía no muy amplia, de ciudadanos de la Unión Europea que podrán acercarse a las urnas y hacer de su capa un voto.

Pero antes de meternos en harina, parece conveniente que nos situemos en la realidad de las cifras de la población inmigrante de Totana. Entre 2000 y 2006 la población de Totana aumentó un 38,5%, llegando su censo, a fecha 1 de enero de 2007, a 28.742 habitantes, mientras los extranjeros legalmente establecidos en el mismo periodo lo han hecho en un 120%, aunque las cifras de partida son sensiblemente muy diferentes. En el conjunto de la Región de Murcia, la población inmigrante representa el 16,3%.

A las elecciones del 27-M se han presentado 30 candidatos extranjeros en un total de 10 municipios: Abanilla, Águilas, Alhama, Archena, Los Alcázares, Mazarrón, Molina de Segura, Murcia, Puerto Lumbreras y San Pedro del Pinatar. El perfil de estos candidatos es presentarse por los grandes partidos, con una edad en torno a los 40 años y una media de 10 años en la Región.

Algo cansados ya de escuchar las mismas palizas en clave de promesas y ataques al contrario, que siempre lo hace tan mal que no han nacido para gobernar (algunos, no, desde luego), la aparición de candidatos extranjeros es un interesante factor de animación. Me imagino a los ingleses (a los británicos, en general) haciendo campaña en inglés (un pueblo muy capaz de no aprender el español ni después de vivir aquí cuarenta años) y vendiendo los mítines como clases de su lengua, con asistencia masiva de personal joven deseoso de mejorar su nivel de inglés.

Como habrá tantos ciudadanos de las islas, según se desprende de las decenas de miles de casas que nos van a crecer como setas por esos campos del Señor, no sería nada extraño que en el futuro un partido político inglés ganara las elecciones en Totana. Podríamos tener un alcalde de Manchester, pongamos por ejemplo, y concejales de, pues eso, de la Gran Bretaña, ioh, yes! Y en puesto de hacer paellas en la plaza de la Balsa Vieja montarían unas tardes multitudinarias para tomar el té (con pastas, claro), leer el Dayli Mirror, hablar del tiempo y escuchar el God save the queen, hasta es posible que a ritmo de habanera, lo que saldría más barato, original y ensuciaría menos.

Nos podría caer un alcalde ecuatoriano, con uno de esos nombres tan sonoros que no sé de donde se los sacan, aunque es una población de retorno, pues vienen aquí a por la viruta y luego se largan a su país, tras hacer las Españas, que antes íbamos para allá a hacer las Américas, qué cosas.

En cuanto a los marroquíes, yo creo que estas cosas les pone flojo el cuerpo y el ánima, pues ellos lo que quieren es una mezquita, paisa. Si algunos partidos suelen hacer paseillos en coche, soltando folletos y programas de las candidaturas, ellos mismamente podrían hacerlo en camello, que son vehículos ecológicos y quedaría guay.

Las coaliciones podrían ser muy curiosas y variopintas. ¿Se imaginan una coalición ecuatoriano-marroquí-polaca? o ¿una anglo-búlgara-totanera? Tampoco estaría nada mal una de los dos partidos más importantes para quitarse de encima a todo este inmenso caudal que se nos está avecinando y lo que te rondaré.

Como el panorama demográfico-sociológico está cerniendo un profundo cambio en nuestra sociedad, del que ya asoma la punta del iceberg en la perpendicular Paretón-Las Cabezuelas, con todas las ramificaciones que hagan falta, un escenario donde posiblemente nos esperan novedades sea este de las elecciones con la participación de inmigrantes, guiris, unioneuropeistas y todo el que se preste a dar la paliza política al personal.

Ginés Rosa