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de Totana.com por Ginés Rosa 
El patio
 
Ginés Rosa Totana y sus ciudades hermanas

El hermanamiento de Totana y Mérida, felizmente llevado a cabo en abril de 2003, iniciaba una etapa desconocida en las relaciones externas de nuestro pueblo, relaciones que podríamos elevar, permítasenos decirlo, a la categoría de diplomáticas, no en vano, de acuerdo con las pautas que marca la Comisión Europea en cuestiones de hermanamientos entre poblaciones, los objetivos señalan como preferentes los ámbitos económico, artístico, cultural, científico, juvenil y educativo.

En el caso de Totana y Mérida es notorio que la clave fue Santa Eulalia, lo que no deja de ser un aspecto al margen de los perfiles socio-económicos que se mueven en torno al mensaje más profundo de estos arrejuntes: la expresión del deseo de los ciudadanos de superar las diferencias entre los pueblos de Europa (de España, en este caso) a escala municipal.

Tras este hermanamiento que a todos nos parece tan natural visto desde la perspectiva de los vínculos afectivos con Santa Eulalia, Totana se ha lanzado a la noble tarea de abrir protocolos de hermanamiento con ciudades europeas. El primero en hacerse efectivo ha sido el hermanamiento con la ciudad húngara de Kalocsa, en 2005, habiéndose visitado recíprocamente sus embajadas, grupos folklóricos incluidos.

Hasta aquí, todo bien, pero si escarbamos un poco resulta que el móvil principal de este hermanamiento ha sido el pimentón, que ambas poblaciones tienen como uno de sus productos agrícolas de mayor calidad, con el deseo de encontrar apoyos mutuos para el desarrollo de las dos ciudades. No tengo nada en contra del pimentón, que siempre procuro esparcir en cualquier huevo frito que se me ponga por delante, por mostrar un ejemplo de adhesión al producto, y nada que no sea piropear a la bonita ciudad de Kalocsa, rincón danubiano que no conozco de un país que he visitado en varias ocasiones, admirando la belleza de la maravillosa Budapest y otros lugares, su nómina de músicos e incluso, actualmente, de algunos de sus escritores, uno de ellos, Sándor Márai, en los primeros puestos de mis lecturas preferidas.

Casi todos los totaneros saben por donde cae Mérida, saben que fue una de las grandes ciudades de la Hispania Romana y que una niña llamada Eulalia es, probablemente, el más importante icono de Totana, mientras que lo del pimentón fue una sorpresa, y bienvenida sea por difícil que nos resulte, como sucede en este caso, situar en el mapa no ya al pueblo sino al mismo país. Por eso sería muy bueno que los ciudadanos conocieran de antemano las ciudades candidatas y los móviles y objetos que han de llevar al hermanamiento.

Por la afinidad de productos podríamos hermanarnos, en el caso de las chumberas, con la mayor parte de las poblaciones mejicanas; el almendro y la uva nos llevaría por todo el Mediterráneo, la alfarería, por todas las latitudes, y así iríamos contando con un buen plantel de ciudades candidatas al hermanamiento.

En el caso de Totana, puestos a centrarnos en cuestiones de índole muy particular, la habanera nos ofrece una seria posibilidad de un hermanamiento con una o dos ciudades: La Habana y Torrevieja, por señalar los dos puntos más destacados en la geografía de la habanera. Se trata de un hermanamiento que está cantado y que a no dudarlo le proporcionaría a Totana una gran dimensión en el terreno musical y en su imagen general.

Según hemos leído, tras una visita las pasadas fiestas de una delegación del municipio francés de Uchaud, muy cercano a Nimes, el Ayuntamiento de Totana está estudiando la posibilidad de establecer un hermanamiento con esta pequeña villa gala de algo más de tres mil habitantes. El motivo, según leemos, nos parece importante: los lazos familiares y otras relaciones establecidas con sus habitantes por medio de una corriente emigrante de totaneros a Uchaud.

Nos parece bien, pero, por favor, una de las primeras cosas que deberían conocer los totaneros es la pronunciación del nombre de esta población, porque, conociendo a mis paisanos, si no se realiza esta catequesis fonética, los totaneros acabarán por decir Chau-Chau, en puesto de Isshó, que sería, más o menos, su pronunciación figurada. Adelante, s'il vous plait.

Ginés Rosa


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