Jesús Aniorte

Al hilo de la vida y de mis reflexiones

LA MUJER EN LOS REFRANES

Colaboración de Julio Micó, capuchino

(Mi amigo Julio Micó ha realizado una nueva incursión en el refranero. En esta ocasión, tratando de recoger –y denunciar- la concepción machista sobre la mujer que refleja nuestro refranero. Lo recojo con el deseo de que ayude a reflexionar a más de uno.)

Sin llegar a lo nuestro, tan castizo, de “la mujer, pierna quebrada y en casa, ya Dostoiewsky solía confesar que la mujer, sólo el diablo sabe lo que es; yo no lo en absoluto”.

Todo esto, a pesar de ser una burrada, define bastante bien la imagen que se tenía, y se tiene, de la mujer en nuestra cultura; basta ver en los medios de comunicación las noticias machaconas del maltrato de mujeres, por mucho que un proverbio indio nos diga: “Aunque tu mujer haya cometido cien faltas, no la golpees ni con una flor”.

Sin embargo nuestros "machos" no están por la labor, y siguen pensando en lo que decían los antiguos curas al celebrar el matrimonio: Esposa te doy, que no mujer; trátala como mula de alquiler.

La verdad de los refranes

Los refranes, como podemos comprobar, son un reflejo de la mentalidad que todavía perdura a la hora de tratar a la mujer; y la culpa no es solamente de los varones, puesto que son las mujeres las que suelen criar a sus hijos y transmitirles los principios machistas que, después, se volverán en su contra; uno de ellos es que la mujer es buena por ventura y mala de natura, y no hay posible enmienda, ya que la mujer que sale mala, no será buena ni enterrada.

A la maldad fundamental de la mujer –mujer buena, la que está bajo tierra- hay que añadirle su tontuna, pues la mujer, a cada rato muda de parecer, y es que la mujer cierne, mas no discierne; es una persona tonta, sin autonomía, que está para satisfacer los deseos del varón, pues a la mujer el hombree la ha de hacer. Si no le obedece, ya sabe lo que le espera, pues a la mujer y a la burra, cada día una zurra. Y esto sin enternecerse, ya que a la mujer y a la carne, mientras chille, darle.

Una bondad interesada

No todo es negativo a la hora de describir las bondades de la mujer; pero si que es interesado. Así: mujer hermosa nunca es pobre; pero a continuación vienen los inconvenientes; mujer hermosa, mujer vanidosa, o también, mujer hermosa, soberbia y contenciosa. Puestos así, hasta las feas tiene su lado bueno, pues mujer bigotuda, a ganar el pan ayuda.

El ideal de la mujer es ser madre hacendosa que lleva la casa adelante y sirve a todos los que hay en ella. Mujer discreta, madre perfecta; a lo que conviene añadir: mujer hacendosa vale más que mujer hacendada, que se concreta en: mujer que remienda, aumenta su hacienda; o también: mujer que ahorra, al marido engorda; o, lo que es lo mismo, mujer de tu casa, hinca los puños y harás buena masa; de ahí que se mire malamente a las callejeras: mujer de la calle, mujer de todos y esposa de nadie; o, lo que es lo mismo, mujer desenvuelta, cuernos a la revuelta; y también: mujer ventanera, busque a otro que la quiera.

El aspecto de la provocación también ha sido muy tratado. Así: mujer que al andar culea, bien sé yo lo que desea ; o este otro: mujer que al andar culea, cartel en el culo lleva . Esta actitud ha dado pie a numerosa literatura, en la que se encuentra esta cuarteta: " Mujer que al andar culea/ o, hablando, los ojos mece, / yo no digo que lo sea; / pero sí que lo parece. No obstante, hay también un elogio para la mujer casta que dice así: Mujer que quebranta el sexto, ni confíe en el mozo ni espere del viejo .

Para terminar

Podríamos seguir escribiendo toda una eternidad, pero el espacio es limitado y hay que terminar. Sin embargo no quiero callarme lo que pienso sobre las mujeres. El que sean distintas no quiere decir que sean ni mejores ni peores que los varones. Gracias a Dios van imponiendo, poco a poco, sus derechos en nuestra sociedad, pero todavía queda mucha reticencia — también por parte de la Iglesia- a la hora de admitirlas como personas igualmente capaces de desempeñar cualquier cargo o responsabilidad, lo que quiere decir que la ideología de estos refranes sigue todavía rondando por nuestras cabezas. Que pronto podamos leerlos como algo ya pasado que nos provoca una sonrisa.

Julio Micó, capuchino


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